Aún recuerdo cuando, de pequeño, me escribían dedicatorias en las pastas de los cuadernos: dedicatorias en las que se expresaba todo el amor que un chiquillo de primaria o secundaria podía sentir por ti. Esta tradición se mantuvo y se pasó de las pastas de los cuadernos a simplemente cartas escritas a mano o incluso a una conversación en la que alguien expresaba el amor que sentía hacia ti.
Pues bien, todas estas dedicatorias tenían en común la forma en que acababan: Posdata: no cambies nunca. Y con esto, se te condenaba a mantenerte tal y como eras en ese momento. A no seguir avanzando. A no seguir creciendo.
No os podéis imaginar lo que me estremecía leer esto porque, francamente, me daba miedo. Me daba miedo cambiar y defraudar a aquel que me había escrito No cambies nunca. Me asustaba no cumplir las expectativas de aquella que me quería para siempre igual ¿Y si cambio, que pasará?; -Le prometí que no cambiaría nunca.-
Lo que no cambia es materia inerte, arraigada al recuerdo y con miedo al futuro.
¿Os imagináis a una oruga pidiéndole a otra que se mantenga quieta, sin cambiar? ¡Nunca llegaría a vivir la vida como mariposa! ¡No sabría la belleza que podría abarcar tanto interna como externamente! Y si, es cierto que el cambio a veces te puede llevar a lugares en los que preferirías no estar y que en ese momento te sentirás culpable y estupido por haber dado el paso que te llevó hacia allí pero: ¿acaso la vida no es pleno aprendizaje? tómate un segundo y mira hacia atrás. ¿Habrías llegado tan lejos si no hubiese sido por los cambios?
El Chojin escribía el otro día en su perfil de Facebook: "Quien tiene miedo a los cambios no ha entendido bien de qué va la vida. Lo vivo cambia, no hay otra opción." y creo que esta idea resume a la perfección lo que estoy defendiendo con esta entrada.
Desde aquí, hago un llamamiento al cambio, a la transformación, a la metamorfosis. Sin miedo y teniendo en cuenta que cada movimiento, por minúsculo que sea, lleva a un cambio. Y ante todo, nunca prometas que no vas a cambiar porque estarás engañándote. Promete justo lo contrario :)
Que tengáis un feliz mes lleno de cambios
No os podéis imaginar lo que me estremecía leer esto porque, francamente, me daba miedo. Me daba miedo cambiar y defraudar a aquel que me había escrito No cambies nunca. Me asustaba no cumplir las expectativas de aquella que me quería para siempre igual ¿Y si cambio, que pasará?; -Le prometí que no cambiaría nunca.-
Lo que no cambia es materia inerte, arraigada al recuerdo y con miedo al futuro.
¿Os imagináis a una oruga pidiéndole a otra que se mantenga quieta, sin cambiar? ¡Nunca llegaría a vivir la vida como mariposa! ¡No sabría la belleza que podría abarcar tanto interna como externamente! Y si, es cierto que el cambio a veces te puede llevar a lugares en los que preferirías no estar y que en ese momento te sentirás culpable y estupido por haber dado el paso que te llevó hacia allí pero: ¿acaso la vida no es pleno aprendizaje? tómate un segundo y mira hacia atrás. ¿Habrías llegado tan lejos si no hubiese sido por los cambios?
El Chojin escribía el otro día en su perfil de Facebook: "Quien tiene miedo a los cambios no ha entendido bien de qué va la vida. Lo vivo cambia, no hay otra opción." y creo que esta idea resume a la perfección lo que estoy defendiendo con esta entrada.
Desde aquí, hago un llamamiento al cambio, a la transformación, a la metamorfosis. Sin miedo y teniendo en cuenta que cada movimiento, por minúsculo que sea, lleva a un cambio. Y ante todo, nunca prometas que no vas a cambiar porque estarás engañándote. Promete justo lo contrario :)
Que tengáis un feliz mes lleno de cambios
Cambia, todo cambia y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño - Julio Numhauser