DOCTOR BELTRÁN.— (...) Usted me hace falta aquí,Marcelo. Es el mejor
colaborador que podía esperar. ¿No se da cuenta que desde que ha venido
a esta casa, todos mis pacientes están mejor, todos tienen ganas de vivir,
de hacer cosas...?
MARCELO.(Cortándole.)— No te hagas ilusiones. Éstos ya no tienen arreglo.
DOCTOR BELTRÁN.— ¿Cómo que no?
MARCELO.— Como que no. ¿Tú has visto lo que pasa con los pájaros que nacen
en jaula? Que cuando los sueltan, ya no saben volar, tienen miedo a irse lejos.
Y éstos son igual.Ya no se fían de sus propias fuerzas.
No tienen arreglo. Pero
tú, que eres joven y que
sabes de esto, tienes que
pelear por los otros, por
los que todavía no han
entrao. Pa que no entren,
tú... ya me entiendes.
Tú que tienes estudios,
tienes que hacerles ver
a los de fuera, que no se puede
hacer esto con personas.
£Porque son personas, maldita sea!
DOCTOR BELTRÁN.— Precisamente quería
contarle que estoy tomando notas para un libro.
MARCELO.— ¿Y de qué habla tu libro?
DOCTOR BELTRÁN.— De usted.
MARCELO.— ¿De mí?
DOCTOR BELTRÁN.— Sí, señor.
Lo voy a contar todo: Cómo llegó a esta casa,
el efecto que ha hecho en los demás, las cosas que dice...
MARCELO.(Encogiéndose de hombros.)— ¿Y para qué? ¿A quién le va a importar?
DOCTOR BELTRÁN.(Con mucha intención.)— Quiero demostrar la diferencia
que hay entre un hombre libre y otros que no (...)
PAZ
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