15.08.17
Hay tanto dolor en querer que las cosas sean de manera distinta a como realmente son. Es como si fuéramos al cine y nos identificásemos con la película tanto, que nuestro propio cuerpo y ser sintiera ira, pena, tristeza o desconsuelo si lo que está ocurriendo en la pantalla no encajara con lo que nosotros creemos que debería de estar ocurriendo.
Somos tan ignorantes y creemos que sabemos tanto...
Nos vimos capaces de "humanizar" el tiempo y el espacio, creando relojes y calendarios, fechas y horarios. El resto de animales se reirían de nosotros si tratásemos de explicarles lo que nos hemos inventado; que un día son 24 horas y que 1 hora son 60 minutos. Que a las 14:00 se come y que a las 23:00, por ejemplo, uno se acuesta.
También se reirían de nosotros si les tratásemos de explicar que desde un punto determinado a otro, la tierra recibe un nombre distinto al trozo de tierra que hay dividido entre otros dos puntos diferentes y que, además, el hecho de haber nacido en esa porción de tierra determinada te marca de por vida, haciendo que tengas una bandera, idioma, creencias, costumbres, amigos y enemigos distintos a si el trozo de tierra fuera otro.
Curioso, ¿verdad?
Hoy me entrego al curso natural de la vida, al fluir del tiempo infinito y del espacio ilimitado del que formo parte como energía creativa presente tan solo para aprender, disfrutar y ser consciente.
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