Vuelo, miro a las nubes y me siento más cerca del cielo, miro hacia adentro coloco los pies sobre el suelo, el mar esclarece lejano aquello que veo, mi misión se expande por todos y en todo y me veo, cuando te veo y sonrío porque lo que creo es que somos espejos de risas, sonrisas son lisas, rodeo como el agua a la roca por su paseo -fluvial- moldeo todo aquello que impide mi caminar y ya está, impedimentos mentales que me impedían brillar ya no están, empezamos de cero. Retomo la curiosidad, ganas de aprender, sin miedo a fallar, la creatividad no me asusta me lanzo hacia al mar de mis dudas pa poder despejar, miro hacia atrás solo para agradecer pues sé que mis pies están firmes y que no he de temer, la trivialidad, lo intemporal, el cambio inefable, lo inexplicable, ya sé que mi alma se expande y la tierra me apoya en este soñar. Gracias Padre, gracias Madre. Estoy preparado para caminar. Mis pies que van solos me invitan a que les siga, sin miedo, para descubrir nuevos parajes que no sabía que existían, variados sabores, mezcla de olores, tremendos colores, culturas ocultas, bellos animales, bailes ancestrales, ritos inmortales, hermanas y hermanos humanos con dones, fondo de los mares, con peces y algas marinas con flores, estrellados cielos, fuegos a montones, canciones que sanan, lenguajes y puestas de soles.
Ya no serán necesarias ni las pantallas, ni los aviones, ni las prisas ni los ordenadores. Regreso a la tierra ya que si todos somos uno, conocerla a ella es conocerme un poco más a mí mismo, si conozco a mis hermanas y hermanos, pierdo el miedo a lo distinto, porque si camino conectado recupero mi instinto y guiándome por mi intuición volveré a confiar en mí mismo.
Y no hay meta, ni comienzo ni fin, solo este instante en el que dejo que mis dedos se posen sobre el teclado de este aparato buscando la exacta palabra que encaje para así, liberar cargas viejas que dejen espacio a nuevas palabras que pueda escribir para ti. Para mí.
Comienza mi viaje.