Mi miedo constante a la vida esconde tras de sí el siguiente pensamiento: "no vas a ser capaz de resolver una situación venidera amenazante". Y ese pensamiento me aterra, lo que me lleva a estar protegiéndome de la vida continuamente, defendiéndome y temiéndola.
Pero, ¿acaso tiene este pensamiento algún sentido? Estos pensamientos vienen de todos aquellos miedos a los que aún no he visto de frente, vocecillas del pasado que aún no he enfrentado. Sin embargo, ya es hora de darme cuenta de que esos pensamientos no son más que humo, que no son reales. Que incluso en aquellas situaciones que parecían tan difíciles he podido encontrar una salida, que todo se ha ido gestando por sí solo, que la vida ha estado a mi lado constantemente, como una madre protectora que ama a su hijo.
Me ha dado el oxígeno para respirar, me ha dado a las personas necesarias cuando las he necesitado, me ha dado techo y hogar para los meses de frío y el agua del mar, de los ríos y de los lagos para refrescarme en los meses de calor así como la sombra de los árboles para sentirme resguardado cuando el sol quemaba.
¿De qué tengo que protegerme en verdad?
¿Acaso no sería aquel golpe tan duro del pasado una manera de proteger -tal vez desesperada- de una madre que temía que su hijo se fuera para siempre? ¿Acaso no han venido una gran cantidad de regalos tras aquella dura experiencia?
El Camino de Santiago, Lara, Luzie, La Tertulia y Granada, El Guardián de los Pensamientos con su música, Leipzig...
¿De qué me tengo que proteger? Si cuando me siento solo, los pájaros me acompañan con su canto, si cuando me encuentro aburrido, los patos del parque me entretienen con su patoso caminar, si las flores me embriagan con su aroma y colores y las delicadas mariposas me muestran la simpleza de la belleza con tan solo un aleteo.
¿Qué es aquello tan temible?
¿No serán, pues, los propios pensamientos que he creado para protegerme de la vida? ¿Acaso tiene sentido protegerse de lo que da la vida y entregarse a lo que te la quita? ¿No es acaso esta la locura del mundo?
No, ya no quiero seguir siendo su siervo, me entrego a lo eterno del presente, a la consciencia que permite que las tortugas salgan del huevo y por sí solas emprendan su camino hacia el vasto océano; a la fuerza que impulsa a la flor a salir del capullo y seguir ofreciendo vida a través de su dulce néctar a abejas que zanganean y que luego hacen dulce miel para que yo pueda saborear la vida en mi paladar.
¿De qué me protejo realmente? Mis pensamientos temerosos son realmente de lo que tengo miedo, pero hoy con espada en mano, despierto al guerrero en mí y miro al miedo de frente. Le digo que ya fue suficiente, que quiero despertar ya cada día hasta el día de mi muerte y mirar al cielo agradecido por las estrellas de la noche y las nubes en el día que nos regalan su agua cuando hay sequía.
Quiero salir y sentir la hierba colándose entre los dedos de mis pies descalzos y embelesarme de su frescura. Mirar a otros hombres y mujeres a los ojos y reconocerme en ellos, sentir la belleza de la creación humana también. La música, el cine, y el teatro y reconocer la vida en todo ello.
Sentir la paz que siendo cuando respiro en mi asiento y dejo que mis pulmones se llenen, ponerme las manos en el corazón y sentir que estoy vivo.
¿De qué tengo miedo?
Escrito en Leipzig el 11 de junio de 2018.
Gracias...por poner en palabras lo que por lo visto no soy yo la única que lo siente...ese miedo al futuro y lo ilógico y ridículo que es sentirlo si lo miramos de frente ❤️ llorando estoy...
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