Me cago en el buenismo, me cago en la moral, en el sonreir cuando no me apetece una mierda, en las buenas formas y en el "todo está bien". Estoy hasta los cojones de tanta máscara. Es una carga que me pesa toneladas, un disfraz que no va conmigo, que me mata, que acaba con mi vitalidad, con mi espontaneidad y con mi fortaleza, ¡coño!. Estoy hasta los huevos de ser sumiso, de agradar, de decir palabras bonitas cuando no me apetece y de tener que ser siempre tan encantador. Me toca los huevos enormemente. Modular el tono de mi voz para que suene angelical cuando hay un fuego ahí abajo que arde, arde con tanta fuerza que explotaría en algún momento; Pero para adentro, claro. Que no se te note, Pedro. Que tú has venido aquí a cumplir con el protocolo, a que piensen de ti lo bueno que eres, lo inocente y lo espiritual. ¡Me toca los cojones! ¡Estoy harto! Quiero mi libertad, ¡basta ya!
Me da mucho miedo, lo tengo que admitir, dejar que el fuego corra, perder el control, defraudar, decepcionar, quedarme solo. Pero es que como siga cumpliendo las expectativas que creo que la sociedad tiene de mí voy a explotar. Para empezar, ¿si no yo tengo ni idea de quién soy, qué van a saber los demás?
Y sí, me siento en paz.
Hay amor en la ira. Hay liberación. Hay alivio.
Por fin puedo respirar.
Esta coraza no me oprime más.
Quizás aquí empiece mi LIBERTAD.
Mucho amor y feliz año 2019. Nos deseo un año en el que nos permitamos gozar de muestra libertad y nos atrevamos a AMAR en mayúsculas.
Gracias por estar ahí. EGP.