Es muy difícil aprender si no se ama lo que se está aprendiendo. Yo diría que imposible.
En el aula, los castigos llevan al niño a sentirse amenzado, a pensar que algo va mal dentro de él y las amenazas llevan al miedo.
Todos sabemos que con miedo no hay amor y que sin amor, por tanto, no hay aprendizaje.
¿Qué sentido tiene pues castigar al niño por sus errores y aún así seguir empeñados en que aprenda? (¡LA LETRA, POR SANGRE ENTRA!)
Nuestro sistema educativo está podrido desde hace mucho tiempo y hace falta un cambio ya.
Un niño es valioso por lo que es y no por las notas que saca. Y PUNTO.
Atte: Un "fracaso escolar" en su etapa secundaria que acabó entre los diez primeros en su etapa de bachiller y que no se siente definido ni por una cosa ni por la otra.
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