viernes, 24 de diciembre de 2010

Pequeño relato de un buen amigo.

Hola! en esta tarde de nochebuena os regalo un precioso relato de un buen amigo que he conocido este año, se trata de el caballero de las palabras. Es una historia que os hará reflexionar y estoy seguro os encantará.

Cubre la luz de la luna la hierba mojada, un caserío Lorquiano se recorta contra el cielo nocturno, claro, limpio y libre, pleno de estrellas de una noche anónima. Allí me hallaba yo, en mitad del campo mirando al cielo, contemplando las estrellas que eran letras en el firmamento, esperando que alguien las uniera para crear palabras, más palabras y cada vez una historia y un cuento diferente. Las estrellas me sugirieron esto:

Un día leyó un libro, decía que el tiempo se iba, que había que coger el día; y decidió que algún día huiría de su mundo, sería rebelde y huiría de la ciudad.

Huía de la ciudad, no aguantaba más en aquél antro de humos, ruido e incomprensión intolerante de los unos a los otros. No echaría de menos ni las tardes envueltas en las hojas de un libro ni las noches soñando con los ojos y el pelo de cualquier chica perdida en sus pensamientos. Siempre que quisiera salir a pasear lo haría, cuando quisiera comer o dormir lo haría.

Dos semanas después se encontraba en un vertedero; la lluvia, que se balanceaba del cielo al suelo conjunto a los truenos, se reiría de él si pudiese. Ya no quedaba ninguna rebeldía, quería volver a la ciudad, a soñar con ojos verdes, a leer libros que le hicieran diferenciarse del resto, quería ser un rebelde, no estar rebelado.

Volvió a la ciudad y siguió leyendo, disfrutó de un buen helado de chocolate en una terraza, contempló mil atardeceres, mil amaneceres pasaron por sus ojos y otros mil quisieran ver otra vez más. Vivió su vida soñando con todas y cada una de las mujeres que amó, amándolas más que a nada, agarró aquello que quiso del día y luchó para cambiar la ciudad, aunque fuese tan sólo un poco, un grano de arena. No todo el mundo luchaba como él, pero aun así, no dejó de luchar nunca. De esta manera, cuando un lejano día el tiempo se fugó con su amada, la muerte, aquél hombre supo que había aprovechado su vida todo lo que pudo; y, mientras, en mi prado, amanecía.

E.C.P.


PAZ

3 comentarios:

  1. Gran relato. Me ha encantado. ¿Puedo preguntar quien es el caballero de las palabras? Me gusta el fondo que le has puesto al blog. Un saludo! :)

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  2. Si has conocido este año al Caballero de las Palabras, enhorabuena, seguro que ha sido un buen año para tí. Yo llevo conociéndolo bastante más tiempo y merece la pena.

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